domingo, 21 de septiembre de 2014

ENFERMEDADES: CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO

¿QUÉ ES? El cérvix es la parte inferior del útero o matriz y se conoce comúnmente como cuello de la matriz. El cérvix tiene un papel muy importante en el mantenimiento de un embarazo normal. El cáncer de cérvix constituye el 6 por ciento de los tumores malignos en mujeres, el segundo más frecuente entre todas las mujeres y el más frecuente entre las mujeres más jóvenes. En general afecta a mujeres entre 35 y 55 años. Este tipo de cáncer puede estar ocasionado por un virus (el papilomavirus humano) que se contagia a través de las relaciones sexuales. CAUSAS Existen algunos factores que se han relacionado con la incidencia del cáncer de cérvix. El factor de riesgo más importante en el desarrollo de lesiones premalignas (CIN) o cáncer de cérvix es la infección por papilomavirus, especialmente los tipos 16 y 18. Otros factores son: El consumo de tabaco. La promiscuidad sexual. Edad precoz de inicio de relaciones sexuales. Número de hijos elevado. Bajo nivel socioeconómico. Menopausia después de los 52 años.SÍNTOMAS DE CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO Los programas de detección precoz permiten diagnosticarlo en mujeres asintomáticas. Habitualmente el primer síntoma de cáncer de cérvix es el sangrado postcoital o entre dos menstruaciones. También puede ir acompañado de un aumento en las secreciones vaginales, que se hacen malolientes. Es posible que la mujer no tenga ningún dolor ni síntoma hasta las últimas fases de la enfermedad, pero las Pap realizadas sistemáticamente pueden detectar el cáncer cervical de forma precoz. El cáncer cervical comienza con cambios lentos y progresivos en las células normales y tarda varios años en desarrollarse. Estos cambios progresivos se observan al microscopio colocando las células extraídas mediante la técnica Pap sobre un portaobjetos. Los patólogos han descrito estos cambios en distintos estadios que van desde la normalidad hasta el cáncer invasivo. PREVENCIÓN Existen dos vacunas que previenen el cáncer de cuello de útero así como otras enfermedades causadas por el virus del papiloma humano (VPH). La primera, Gardasil, del laboratorio Sanofi Pasteur MSD, fue comercializada en España en el año 2007, y la segunda, Cervarix, de GlaxoSmithKline (GSK), está en las farmacias desde principios de 2008. Gardasil previene la aparición de displasias cervicales de alto grado, carcinomas cervicales, lesiones displásicas vulvares y vaginales de alto grado y verrugas genitales causadas por los tipos de VPH 6, 11, 16 y 18. Estos dos últimos tipos de VPH causan el 70 por ciento de las muertes por este tumor. Esta vacuna se dirige a niñas y mujeres de entre 9 y 26 años, siendo cien por cien eficaz en aquellas que no hayan mantenido relaciones sexuales y que, por lo tanto, no hayan estado expuestas al virus. La Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) estableció que su uso estaba contraindicado en el caso de pacientes con síndrome coronario agudo, como angina u otros tipos de infarto de miocardio. Tampoco está recomendado en personas con enfermedad cardiaca isquémica y/o enfermedad periférica arterial, y su combinación con insulina debe darse sólo en casos excepcionales. Se compone de tres inyecciones. Cervarix, está igualmente indicada para la prevención de las lesiones premalignas del cuello de útero y del cáncer de cérvix, relacionados causalmente con los tipos 16 y 18 de VPH y ofrece además protección cruzada frente a los tipos 31, 33 y 45. Induce niveles de anticuerpos en un orden de magnitud mayor que los encontrados tras una infección natural en mujeres de hasta 55 años, aunque el nivel de anticuerpos en sangre es mayor en los intervalos de edad de entre 10 y 14 años. Entre sus particularidades, presenta un innovador sistema adyuvante AS04, que confiere gran potencia y duración a la inmunización. De hecho, es la única que ha demostrado que los anticuerpos presentes en la sangre pasan de forma eficaz también al cuello del útero. Consta, al igual que Gardasil, de tres dosis, adquiridas en la farmacia. TIPOS DE CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO Existen principalmente dos tipos de cáncer de cérvix: carcinoma escamoso en el 85 por ciento de los casos y adenocarcinoma en el 15 por ciento. DIAGNÓSTICOS La Pap puede detectar de forma exacta y poco costosa hasta un 90 por ciento de los cánceres cervicales, incluso antes de que aparezcan los síntomas. En consecuencia, el número de muertes por esta enfermedad se ha reducido en más del 50 por ciento. Es recomendable que las mujeres se hagan su primera Pap cuando comienzan a ser sexualmente activas o a partir de los 18 años y que lo repitan sucesivamente una vez al año. Si los resultados son normales durante 3 años consecutivos, entonces la prueba puede espaciarse y realizarla cada 2 o 3 años, siempre que no se cambie el hábito de vida. Si todas las mujeres se sometieran a la Pap de forma periódica, podrían eliminarse las muertes causadas por esta clase de cáncer. Sin embargo, casi el 40 por ciento de las mujeres de los países desarrollados no se hace la prueba regularmente. Si se encuentra una masa, una úlcera u otra formación sospechosa sobre el cuello uterino durante una exploración pélvica, o si los resultados de las Pap indican una anomalía o cáncer, se debe realizar una biopsia (extracción de una muestra de tejido para examinarla al microscopio). La muestra de tejido se obtiene durante una colposcopia, en la que se usa un tubo de visualización con una lente de aumento (colposcopio) para examinar el cuello interno del útero minuciosamente y escoger el lugar idóneo de la biopsia. Se realizan dos clases de biopsia: la biopsia en sacabocados, en la que se extrae una diminuta porción del cuello uterino que se selecciona visualmente con el colposcopio, y el legrado endocervical, en el que se raspa el tejido del canal del cuello inaccesible visualmente. Ambos procedimientos son un poco dolorosos y producen una pequeña hemorragia, aunque juntos suelen proporcionar suficiente tejido para que el patólogo establezca un diagnóstico. Si éste no resulta claro, se realiza una conización, en la que se extrae una mayor porción de tejido. Por lo general, esta biopsia se realiza mediante escisión electroquirúrgica en la propia consulta del médico. Una vez que se ha establecido el diagnóstico, se deben determinar el tamaño y la localización exacta del cáncer (es decir, se realiza un estadiaje). El proceso se inicia con una exploración física de la pelvis y varias pruebas (cistoscopia, radiografía de tórax, pielografía intravenosa, sigmoidoscopia) para determinar si el cáncer cervical se ha extendido a otras estructuras circundantes o a partes más distantes del cuerpo. Así mismo, pueden realizarse otras pruebas, como una tomografía computadorizada, una enema con papilla de bario y radiografías de huesos e hígado, dependiendo de las características de cada caso. TRATAMIENTOS El tratamiento depende del estadio en que se encuentre el cáncer. Si el cáncer está confinado a la capa más externa del cérvix (carcinoma in situ), a menudo se puede eliminar el cáncer por completo extrayendo parte del cérvix con un bisturí o mediante escisión electroquirúrgica. Este tratamiento tiene la ventaja de no alterar la capacidad de tener hijos. Pero ya que es posible que el cáncer recidive, los médicos aconsejan que las mujeres se realicen revisiones y Pap cada 3 meses durante el primer año y cada 6 meses a partir de este momento. Si una mujer tiene un carcinoma in situ y no desea tener hijos, es recomendable la extirpación del útero (histerectomía). Si el cáncer está en un estadio más avanzado, es necesario realizar una histerectomía más una extracción de estructuras adyacentes (histerectomía radical) y de ganglios linfáticos. Los ovarios, si son normales y funcionan correctamente, no se extirpan cuando las mujeres son jóvenes. La radioterapia también es muy efectiva para el tratamiento del cáncer cervical avanzado que no se ha extendido más allá de la región pélvica. A pesar de que causa pocos o ningún problema inmediato, puede provocar irritación en el recto y la vagina. Las lesiones en la vejiga y el recto pueden producirse incluso tiempo después, y los ovarios, en general, dejan de funcionar. Cuando el cáncer se ha extendido más allá de la pelvis, a veces se debe recurrir a la quimioterapia. Sin embargo, sólo es eficaz en el 25 al 30 por ciento de los casos tratados y los efectos habitualmente son temporales.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Durante este examen, se introduce un catéter (una sonda) en el útero a través de la vagina. Posterior a ello, se extrae por el catéter una pequeña cantidad de tejido del revestimiento del útero para examinarlo bajo un microscopio.
El cancer del utero El utero esta integrado por tres partes: la pared muscular, el endometrio (revestimiento) y el cuello uterino (abertura). El cancer del utero afecta adversamente al musculo y endometrio, y en algunos casos, al cuello uterino. Es importante estar al tanto de los factores de riesgo y las senales de advertencia. Si el cancer se detecta y trata en sus primeras etapas, es posible curar tanto como a 9 mujeres de cada 10 afectadas por este cancer. Este folleto explicará: Los factores de riesgo del cáncer uterino Los síntomas Los tratamientos Si tiene cáncer endometrial, consulte con su médico. En la mayoría de los casos, el tratamiento de este tipo de cáncer es muy eficaz ¿Qué es cáncer? Por lo general, las células sanas que componen los tejidos crecen en tamaño, se reproducen y reemplazan regularmente. De esta manera el cuerpo se mantiene sano. A veces, algunas células se desarrollan anormalmente y comienzan a crecer y reproducirse fuera de control. Cuando esto sucede, se comienzan a formar masas o tumores. Los tumores pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Los tumores malignos pueden invadir y destruir los tejidos y órganos cercanos a éstos. Las células cancerosas se pueden diseminar (o metastatizar) a otras partes del organismo y formar nuevos tumores. El tipo más común de cáncer del útero se denomina cáncer endometrial (adenocarcinoma). Este tipo de cáncer puede presentarse cuando se forma en el revestimiento del útero. Los sarcomas son otro tipo de cáncer uterino. En este caso, el tumor canceroso se forma a partir de los músculos y otros tejidos. Aunque ocurre en raras ocasiones, este tipo de cáncer uterino es más agresivo que el adenocarcinoma y presenta distintos síntomas. Debido a que el cáncer endometrial es más común y sus síntomas son distintos a los del sarcoma, este folleto estará centrado en el cáncer endometrial. Vías reproductoras de la mujer El cáncer del útero afecta adversamente al músculo y endometrio, y en algunos casos, al cuello uterino. ¿Quién corre peligro de padecer cáncer endometrial? El cáncer endometrial es el cáncer ginecológico más común en Estados Unidos. Aproximadamente 2 a 3 mujeres de cada 100 tendrá cáncer endometrial durante su vida. El cáncer endometrial ocurre raras veces en mujeres menores de 40 años. La incidencia de este tipo de cáncer es mayor en las mujeres alrededor de los 60 años. Algunas mujeres son más propensas que otras (consulte el cuadro). Ciertos factores de riesgo pueden estar relacionados con el uso de estrógeno. El estrógeno es una hormona que se produce en los ovarios de la mujer. Es posible administrarla después de la menopausia cuando los ovarios de la mujer dejan de producir estrógeno (terapia hormonal). Si se toma solo, el estrógeno aumenta el riesgo de contraer cáncer endometrial, si la mujer todavía tiene útero. Cuando el estrógeno se administra junto con otra hormona, la progesterona, la mujer se protege contra este riesgo mayor. Síntomas La clave para detectar cáncer endometrial en sus primeras etapas es estar al tanto de los síntomas que produce. Ciertos síntomas, como sangrado fuera de lo normal, manchas de sangre o nuevas secreciones de la vagina, o sangrado o manchas de sangre después de la menopausia, están relacionados con el cáncer endometrial. Los síntomas pueden ocurrir de forma regular o intermitentemente. Su médico debe evaluar la causa del sangrado o secreción anormal, especialmente después de la menopausia. Diagnóstico No hay pruebas de detección para el cáncer endometrial en las mujeres que no presentan síntomas. No obstante, la mayoría de las mujeres que padecen cáncer endometrial presentan síntomas cuando el cáncer está en sus primeras etapas. Hay varios métodos que se usan para detectar la presencia de cáncer endometrial. Biopsia del endometrio: prueba en la que se extrae y examina bajo un microscopio una pequeña cantidad de tejido del revestimiento del útero. Esta prueba por lo general es el primer paso para detectar la presencia de células anormales. Ecografía transvaginal: prueba que emplea ondas sonoras para examinar el grosor del revestimiento del útero y el tamaño de este órgano. Histeroscopia: procedimiento quirúrgico donde se usa un instrumento delgado que transmite una luz para ver dentro del útero o practicar cirugías. Dilatación y raspado: procedimiento mediante el cual se abre el cuello uterino para raspar o aspirar levemente el interior del útero. Para muchas mujeres, la prueba de Papanicolaou puede estar integrada con un examen médico regular, sin embargo, esta prueba no siempre detecta cáncer endometrial. De hecho, los resultados de la prueba de Papanicolaou de la mayoría de las mujeres con cáncer endometrial son normales. El cáncer endometrial puede diagnosticarse sólo mediante un examen del tejido del útero. Tratamiento Durante este examen, se introduce un catéter (una sonda) en el útero a través de la vagina. Posterior a ello, se extrae por el catéter una pequeña cantidad de tejido del revestimiento del útero para examinarlo bajo un microscopio. El tipo de tratamiento que reciba depende de su estado de salud y su enfermedad. Consulte con su médico para determinar la mejor opción en su caso. Cirugía Si se detecta cáncer endometrial, por lo general se emplea un procedimiento quirúrgico para tratar la enfermedad y determinar si es necesario administrar tratamiento posterior. Durante la cirugía, se determina la fase de la enfermedad. La determinación de la fase le ayuda al médico a decidir el tipo de tratamiento que podría ser más eficaz. Las fases de cáncer varían de la I a la IV. La fase IV es la más avanzada. La fase del cáncer influye en el tratamiento y el desenlace. La mayoría de las pacientes se someten a una histerectomía junto con una ovariosalpingectomía. Generalmente, estas cirugías se realizan a través del abdomen, aunque en raras ocasiones se hacen por la vagina. También pueden efectuarse con una laparoscopia. Aunque el cáncer se encuentre en el útero, los ovarios podrían extraerse ya que las mujeres con cáncer uterino corren un mayor riesgo de padecer cáncer ovárico. También se podrían extraer los ganglios linfáticos de la región pélvica para examinarlos y determinar si el cáncer se ha propagado. Radiación Después de la cirugía puede realizarse terapia de radiación según la etapa de la enfermedad. Aunque es raro, algunas mujeres reciben tratamiento sólo con radiación. La radiación detiene el crecimiento de las células cancerosas exponiéndolas a rayos de alta energía. Por lo general, el tratamiento dura varias semanas y puede requerir visitas diarias a un centro especial. Otros tratamientos Factores de riesgo Ciertos factores de riesgo aumentan la probabilidad de contraer cáncer uterino, por ejemplo: Obesidad Períodos menstruales irregulares No haber tenido hijos Infertilidad Comienzo de periodos menstruales a temprana edad (antes de los 12 años) Comienzo tardío de la menopausia Antecedentes de cáncer ovárico o del colon Uso de tamoxifeno para tratar o prevenir cáncer del seno Antecedentes familiares de cáncer endometrial Antecedentes de diabetes, hipertensión, enfermedades de la vesícula biliar o de la tiroides Uso a largo plazo de estrógeno sin progesterona para tratar la menopausia Uso a largo plazo de dosis altas de píldoras anticonceptivas El hábito de fumar Otros tratamientos empleados son la quimioterapia o la terapia hormonal. Algunas mujeres reciben tratamiento con progestina, la versión sintética de la hormona progesterona. Este método de tratamiento puede emplearse en las siguientes situaciones si: La cirugía no es una opción. Las pruebas revelan que el cáncer se ha propagado o ha vuelto a aparecer después de la cirugía o radiación. Se trata de una paciente joven que desea tener hijos en el futuro. Después del tratamiento Las mujeres que no reciben radiación deben acudir al médico cada 3 ó 4 meses durante 2 ó 3 años para asegurarse de que el tratamiento esté funcionando. Después de este período, deben acudir al médico dos veces al año. Es posible que las mujeres que reciben radiación puedan acudir con menos frecuencia al médico. Si la enfermedad se encuentra en la fase I, el 85–90% de las mujeres no presentan indicios de cáncer 5 años o más después del tratamiento. La probabilidad de cura disminuye cuando la enfermedad se encuentra más avanzada (en una fase mayor). Por último... Si tiene cáncer endometrial, consulte con su médico. En la mayoría de los casos, el tratamiento de este tipo de cáncer es muy eficaz. Su médico y las demás personas que participan en su atención médica pueden ayudarla a que mejore y se mantenga sana. Glosario Adenocarcinoma: cáncer que se forma en el tejido glandular, como el útero. Fase: se refiere al tamaño de un tumor y el grado de propagación de la enfermedad (si lo hubiera). Ganglios linfáticos: conjunto de tejidos que filtran el flujo de linfa (un líquido casi transparente que baña las células del cuerpo) por todo el cuerpo. Histerectomía: extracción del útero. Laparoscopia: procedimiento quirúrgico donde se usa un instrumento delgado que transmite una luz, el laparoscopio, para ver los órganos pélvicos o practicar una cirugía. Menopausia: proceso en la vida de una mujer donde los ovarios dejan de funcionar y se detiene la menstruación. Ovariosalpingectomía: extracción de los ovarios y las trompas de Falopio. Prueba de Papanicolaou: prueba en que se toman células del cuello uterino y la vagina para examinarlas bajo un microscopio. Terapia hormonal: tratamiento en el que se administra estrógeno, y a menudo progestina, para aliviar algunos de los síntomas que se producen debido a niveles reducidos de estas hormonas. Tumor: masa o bulto compuesto de células. Este folleto de educación de pacientes fue elaborado bajo dirección del Comité de educación de pacientes del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (American College of Obstetricians and Gynecologists). Diseñado como instrumento de ayuda para los pacientes, el mismo presenta información y opiniones actuales relacionadas con la salud femenina. El nivel promedio de dificultad de lectura de esta serie, basado en la fórmula de Fry, es de 6to a 8vo grado escolar. El instrumento de Evaluación de Idoneidad de los Materiales (Suitability Assessment of Materials [SAM]) clasifica la calidad de los folletos como “superior”. Para garantizar que la información esté al día y sea precisa, los folletos se revisan cada 18 meses. La información de este folleto no especifica ningún curso exclusivo de tratamiento o procedimiento que deba seguirse y no debe interpretarse que la misma excluye otros métodos de práctica aceptables. Las variaciones que tomen en cuenta las necesidades individuales de la