TU SENTIR MUJER TUS LUCHAS CONTRA EL CANCER
domingo, 21 de septiembre de 2014
ENFERMEDADES: CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO
¿QUÉ ES?
El cérvix es la parte inferior del útero o matriz y se conoce comúnmente como cuello de la matriz. El cérvix tiene un papel muy importante en el mantenimiento de un embarazo normal. El cáncer de cérvix constituye el 6 por ciento de los tumores malignos en mujeres, el segundo más frecuente entre todas las mujeres y el más frecuente entre las mujeres más jóvenes. En general afecta a mujeres entre 35 y 55 años. Este tipo de cáncer puede estar ocasionado por un virus (el papilomavirus humano) que se contagia a través de las relaciones sexuales.
CAUSAS
Existen algunos factores que se han relacionado con la incidencia del cáncer de cérvix. El factor de riesgo más importante en el desarrollo de lesiones premalignas (CIN) o cáncer de cérvix es la infección por papilomavirus, especialmente los tipos 16 y 18. Otros factores son:
El consumo de tabaco.
La promiscuidad sexual.
Edad precoz de inicio de relaciones sexuales.
Número de hijos elevado.
Bajo nivel socioeconómico.
Menopausia después de los 52 años.SÍNTOMAS DE CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO
Los programas de detección precoz permiten diagnosticarlo en mujeres asintomáticas. Habitualmente el primer síntoma de cáncer de cérvix es el sangrado postcoital o entre dos menstruaciones. También puede ir acompañado de un aumento en las secreciones vaginales, que se hacen malolientes.
Es posible que la mujer no tenga ningún dolor ni síntoma hasta las últimas fases de la enfermedad, pero las Pap realizadas sistemáticamente pueden detectar el cáncer cervical de forma precoz. El cáncer cervical comienza con cambios lentos y progresivos en las células normales y tarda varios años en desarrollarse. Estos cambios progresivos se observan al microscopio colocando las células extraídas mediante la técnica Pap sobre un portaobjetos. Los patólogos han descrito estos cambios en distintos estadios que van desde la normalidad hasta el cáncer invasivo.
PREVENCIÓN
Existen dos vacunas que previenen el cáncer de cuello de útero así como otras enfermedades causadas por el virus del papiloma humano (VPH).
La primera, Gardasil, del laboratorio Sanofi Pasteur MSD, fue comercializada en España en el año 2007, y la segunda, Cervarix, de GlaxoSmithKline (GSK), está en las farmacias desde principios de 2008.
Gardasil previene la aparición de displasias cervicales de alto grado, carcinomas cervicales, lesiones displásicas vulvares y vaginales de alto grado y verrugas genitales causadas por los tipos de VPH 6, 11, 16 y 18. Estos dos últimos tipos de VPH causan el 70 por ciento de las muertes por este tumor. Esta vacuna se dirige a niñas y mujeres de entre 9 y 26 años, siendo cien por cien eficaz en aquellas que no hayan mantenido relaciones sexuales y que, por lo tanto, no hayan estado expuestas al virus. La Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) estableció que su uso estaba contraindicado en el caso de pacientes con síndrome coronario agudo, como angina u otros tipos de infarto de miocardio. Tampoco está recomendado en personas con enfermedad cardiaca isquémica y/o enfermedad periférica arterial, y su combinación con insulina debe darse sólo en casos excepcionales. Se compone de tres inyecciones.
Cervarix, está igualmente indicada para la prevención de las lesiones premalignas del cuello de útero y del cáncer de cérvix, relacionados causalmente con los tipos 16 y 18 de VPH y ofrece además protección cruzada frente a los tipos 31, 33 y 45. Induce niveles de anticuerpos en un orden de magnitud mayor que los encontrados tras una infección natural en mujeres de hasta 55 años, aunque el nivel de anticuerpos en sangre es mayor en los intervalos de edad de entre 10 y 14 años. Entre sus particularidades, presenta un innovador sistema adyuvante AS04, que confiere gran potencia y duración a la inmunización. De hecho, es la única que ha demostrado que los anticuerpos presentes en la sangre pasan de forma eficaz también al cuello del útero. Consta, al igual que Gardasil, de tres dosis, adquiridas en la farmacia.
TIPOS DE CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO
Existen principalmente dos tipos de cáncer de cérvix: carcinoma escamoso en el 85 por ciento de los casos y adenocarcinoma en el 15 por ciento.
DIAGNÓSTICOS
La Pap puede detectar de forma exacta y poco costosa hasta un 90 por ciento de los cánceres cervicales, incluso antes de que aparezcan los síntomas. En consecuencia, el número de muertes por esta enfermedad se ha reducido en más del 50 por ciento. Es recomendable que las mujeres se hagan su primera Pap cuando comienzan a ser sexualmente activas o a partir de los 18 años y que lo repitan sucesivamente una vez al año. Si los resultados son normales durante 3 años consecutivos, entonces la prueba puede espaciarse y realizarla cada 2 o 3 años, siempre que no se cambie el hábito de vida. Si todas las mujeres se sometieran a la Pap de forma periódica, podrían eliminarse las muertes causadas por esta clase de cáncer. Sin embargo, casi el 40 por ciento de las mujeres de los países desarrollados no se hace la prueba regularmente.
Si se encuentra una masa, una úlcera u otra formación sospechosa sobre el cuello uterino durante una exploración pélvica, o si los resultados de las Pap indican una anomalía o cáncer, se debe realizar una biopsia (extracción de una muestra de tejido para examinarla al microscopio). La muestra de tejido se obtiene durante una colposcopia, en la que se usa un tubo de visualización con una lente de aumento (colposcopio) para examinar el cuello interno del útero minuciosamente y escoger el lugar idóneo de la biopsia. Se realizan dos clases de biopsia: la biopsia en sacabocados, en la que se extrae una diminuta porción del cuello uterino que se selecciona visualmente con el colposcopio, y el legrado endocervical, en el que se raspa el tejido del canal del cuello inaccesible visualmente. Ambos procedimientos son un poco dolorosos y producen una pequeña hemorragia, aunque juntos suelen proporcionar suficiente tejido para que el patólogo establezca un diagnóstico. Si éste no resulta claro, se realiza una conización, en la que se extrae una mayor porción de tejido. Por lo general, esta biopsia se realiza mediante escisión electroquirúrgica en la propia consulta del médico.
Una vez que se ha establecido el diagnóstico, se deben determinar el tamaño y la localización exacta del cáncer (es decir, se realiza un estadiaje). El proceso se inicia con una exploración física de la pelvis y varias pruebas (cistoscopia, radiografía de tórax, pielografía intravenosa, sigmoidoscopia) para determinar si el cáncer cervical se ha extendido a otras estructuras circundantes o a partes más distantes del cuerpo. Así mismo, pueden realizarse otras pruebas, como una tomografía computadorizada, una enema con papilla de bario y radiografías de huesos e hígado, dependiendo de las características de cada caso.
TRATAMIENTOS
El tratamiento depende del estadio en que se encuentre el cáncer. Si el cáncer está confinado a la capa más externa del cérvix (carcinoma in situ), a menudo se puede eliminar el cáncer por completo extrayendo parte del cérvix con un bisturí o mediante escisión electroquirúrgica. Este tratamiento tiene la ventaja de no alterar la capacidad de tener hijos. Pero ya que es posible que el cáncer recidive, los médicos aconsejan que las mujeres se realicen revisiones y Pap cada 3 meses durante el primer año y cada 6 meses a partir de este momento. Si una mujer tiene un carcinoma in situ y no desea tener hijos, es recomendable la extirpación del útero (histerectomía).
Si el cáncer está en un estadio más avanzado, es necesario realizar una histerectomía más una extracción de estructuras adyacentes (histerectomía radical) y de ganglios linfáticos. Los ovarios, si son normales y funcionan correctamente, no se extirpan cuando las mujeres son jóvenes. La radioterapia también es muy efectiva para el tratamiento del cáncer cervical avanzado que no se ha extendido más allá de la región pélvica. A pesar de que causa pocos o ningún problema inmediato, puede provocar irritación en el recto y la vagina. Las lesiones en la vejiga y el recto pueden producirse incluso tiempo después, y los ovarios, en general, dejan de funcionar.
Cuando el cáncer se ha extendido más allá de la pelvis, a veces se debe recurrir a la quimioterapia. Sin embargo, sólo es eficaz en el 25 al 30 por ciento de los casos tratados y los efectos habitualmente son temporales.
miércoles, 17 de septiembre de 2014
El cancer del utero
El utero esta integrado por tres partes: la pared muscular, el endometrio (revestimiento) y el cuello uterino (abertura). El cancer del utero afecta adversamente al musculo y endometrio, y en algunos casos, al cuello uterino. Es importante estar al tanto de los factores de riesgo y las senales de advertencia. Si el cancer se detecta y trata en sus primeras etapas, es posible curar tanto como a 9 mujeres de cada 10 afectadas por este cancer.
Este folleto explicará:
Los factores de riesgo del cáncer uterino
Los síntomas
Los tratamientos
Si tiene cáncer endometrial, consulte con su médico. En la mayoría de los casos, el tratamiento de este tipo de cáncer es muy eficaz
¿Qué es cáncer?
Por lo general, las células sanas que componen los tejidos crecen en tamaño, se reproducen y reemplazan regularmente. De esta manera el cuerpo se mantiene sano. A veces, algunas células se desarrollan anormalmente y comienzan a crecer y reproducirse fuera de control. Cuando esto sucede, se comienzan a formar masas o tumores. Los tumores pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).
Los tumores malignos pueden invadir y destruir los tejidos y órganos cercanos a éstos. Las células cancerosas se pueden diseminar (o metastatizar) a otras partes del organismo y formar nuevos tumores.
El tipo más común de cáncer del útero se denomina cáncer endometrial (adenocarcinoma). Este tipo de cáncer puede presentarse cuando se forma en el revestimiento del útero. Los sarcomas son otro tipo de cáncer uterino. En este caso, el tumor canceroso se forma a partir de los músculos y otros tejidos. Aunque ocurre en raras ocasiones, este tipo de cáncer uterino es más agresivo que el adenocarcinoma y presenta distintos síntomas. Debido a que el cáncer endometrial es más común y sus síntomas son distintos a los del sarcoma, este folleto estará centrado en el cáncer endometrial.
Vías reproductoras de la mujer
El cáncer del útero afecta adversamente al músculo y endometrio, y en algunos casos, al cuello uterino.
¿Quién corre peligro de padecer cáncer endometrial?
El cáncer endometrial es el cáncer ginecológico más común en Estados Unidos. Aproximadamente 2 a 3 mujeres de cada 100 tendrá cáncer endometrial durante su vida.
El cáncer endometrial ocurre raras veces en mujeres menores de 40 años. La incidencia de este tipo de cáncer es mayor en las mujeres alrededor de los 60 años. Algunas mujeres son más propensas que otras (consulte el cuadro). Ciertos factores de riesgo pueden estar relacionados con el uso de estrógeno. El estrógeno es una hormona que se produce en los ovarios de la mujer. Es posible administrarla después de la menopausia cuando los ovarios de la mujer dejan de producir estrógeno (terapia hormonal). Si se toma solo, el estrógeno aumenta el riesgo de contraer cáncer endometrial, si la mujer todavía tiene útero. Cuando el estrógeno se administra junto con otra hormona, la progesterona, la mujer se protege contra este riesgo mayor.
Síntomas
La clave para detectar cáncer endometrial en sus primeras etapas es estar al tanto de los síntomas que produce. Ciertos síntomas, como sangrado fuera de lo normal, manchas de sangre o nuevas secreciones de la vagina, o sangrado o manchas de sangre después de la menopausia, están relacionados con el cáncer endometrial. Los síntomas pueden ocurrir de forma regular o intermitentemente. Su médico debe evaluar la causa del sangrado o secreción anormal, especialmente después de la menopausia.
Diagnóstico
No hay pruebas de detección para el cáncer endometrial en las mujeres que no presentan síntomas. No obstante, la mayoría de las mujeres que padecen cáncer endometrial presentan síntomas cuando el cáncer está en sus primeras etapas. Hay varios métodos que se usan para detectar la presencia de cáncer endometrial.
Biopsia del endometrio: prueba en la que se extrae y examina bajo un microscopio una pequeña cantidad de tejido del revestimiento del útero. Esta prueba por lo general es el primer paso para detectar la presencia de células anormales.
Ecografía transvaginal: prueba que emplea ondas sonoras para examinar el grosor del revestimiento del útero y el tamaño de este órgano.
Histeroscopia: procedimiento quirúrgico donde se usa un instrumento delgado que transmite una luz para ver dentro del útero o practicar cirugías.
Dilatación y raspado: procedimiento mediante el cual se abre el cuello uterino para raspar o aspirar levemente el interior del útero.
Para muchas mujeres, la prueba de Papanicolaou puede estar integrada con un examen médico regular, sin embargo, esta prueba no siempre detecta cáncer endometrial. De hecho, los resultados de la prueba de Papanicolaou de la mayoría de las mujeres con cáncer endometrial son normales. El cáncer endometrial puede diagnosticarse sólo mediante un examen del tejido del útero.
Tratamiento
Durante este examen, se introduce un catéter (una sonda) en el útero a través de la vagina. Posterior a ello, se extrae por el catéter una pequeña cantidad de tejido del revestimiento del útero para examinarlo bajo un microscopio.
El tipo de tratamiento que reciba depende de su estado de salud y su enfermedad. Consulte con su médico para determinar la mejor opción en su caso.
Cirugía
Si se detecta cáncer endometrial, por lo general se emplea un procedimiento quirúrgico para tratar la enfermedad y determinar si es necesario administrar tratamiento posterior. Durante la cirugía, se determina la fase de la enfermedad. La determinación de la fase le ayuda al médico a decidir el tipo de tratamiento que podría ser más eficaz. Las fases de cáncer varían de la I a la IV. La fase IV es la más avanzada. La fase del cáncer influye en el tratamiento y el desenlace.
La mayoría de las pacientes se someten a una histerectomía junto con una ovariosalpingectomía. Generalmente, estas cirugías se realizan a través del abdomen, aunque en raras ocasiones se hacen por la vagina. También pueden efectuarse con una laparoscopia. Aunque el cáncer se encuentre en el útero, los ovarios podrían extraerse ya que las mujeres con cáncer uterino corren un mayor riesgo de padecer cáncer ovárico. También se podrían extraer los ganglios linfáticos de la región pélvica para examinarlos y determinar si el cáncer se ha propagado.
Radiación
Después de la cirugía puede realizarse terapia de radiación según la etapa de la enfermedad. Aunque es raro, algunas mujeres reciben tratamiento sólo con radiación. La radiación detiene el crecimiento de las células cancerosas exponiéndolas a rayos de alta energía. Por lo general, el tratamiento dura varias semanas y puede requerir visitas diarias a un centro especial.
Otros tratamientos
Factores de riesgo
Ciertos factores de riesgo aumentan la probabilidad de contraer cáncer uterino, por ejemplo:
Obesidad
Períodos menstruales irregulares
No haber tenido hijos
Infertilidad
Comienzo de periodos menstruales a temprana edad (antes de los 12 años)
Comienzo tardío de la menopausia
Antecedentes de cáncer ovárico o del colon
Uso de tamoxifeno para tratar o prevenir cáncer del seno
Antecedentes familiares de cáncer endometrial
Antecedentes de diabetes, hipertensión, enfermedades de la vesícula biliar o de la tiroides
Uso a largo plazo de estrógeno sin progesterona para tratar la menopausia
Uso a largo plazo de dosis altas de píldoras anticonceptivas
El hábito de fumar
Otros tratamientos empleados son la quimioterapia o la terapia hormonal. Algunas mujeres reciben tratamiento con progestina, la versión sintética de la hormona progesterona. Este método de tratamiento puede emplearse en las siguientes situaciones si:
La cirugía no es una opción.
Las pruebas revelan que el cáncer se ha propagado o ha vuelto a aparecer después de la cirugía o radiación.
Se trata de una paciente joven que desea tener hijos en el futuro.
Después del tratamiento
Las mujeres que no reciben radiación deben acudir al médico cada 3 ó 4 meses durante 2 ó 3 años para asegurarse de que el tratamiento esté funcionando. Después de este período, deben acudir al médico dos veces al año. Es posible que las mujeres que reciben radiación puedan acudir con menos frecuencia al médico. Si la enfermedad se encuentra en la fase I, el 85–90% de las mujeres no presentan indicios de cáncer 5 años o más después del tratamiento. La probabilidad de cura disminuye cuando la enfermedad se encuentra más avanzada (en una fase mayor).
Por último...
Si tiene cáncer endometrial, consulte con su médico. En la mayoría de los casos, el tratamiento de este tipo de cáncer es muy eficaz. Su médico y las demás personas que participan en su atención médica pueden ayudarla a que mejore y se mantenga sana.
Glosario
Adenocarcinoma: cáncer que se forma en el tejido glandular, como el útero.
Fase: se refiere al tamaño de un tumor y el grado de propagación de la enfermedad (si lo hubiera).
Ganglios linfáticos: conjunto de tejidos que filtran el flujo de linfa (un líquido casi transparente que baña las células del cuerpo) por todo el cuerpo.
Histerectomía: extracción del útero.
Laparoscopia: procedimiento quirúrgico donde se usa un instrumento delgado que transmite una luz, el laparoscopio, para ver los órganos pélvicos o practicar una cirugía.
Menopausia: proceso en la vida de una mujer donde los ovarios dejan de funcionar y se detiene la menstruación.
Ovariosalpingectomía: extracción de los ovarios y las trompas de Falopio.
Prueba de Papanicolaou: prueba en que se toman células del cuello uterino y la vagina para examinarlas bajo un microscopio.
Terapia hormonal: tratamiento en el que se administra estrógeno, y a menudo progestina, para aliviar algunos de los síntomas que se producen debido a niveles reducidos de estas hormonas.
Tumor: masa o bulto compuesto de células.
Este folleto de educación de pacientes fue elaborado bajo dirección del Comité de educación de pacientes del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (American College of Obstetricians and Gynecologists). Diseñado como instrumento de ayuda para los pacientes, el mismo presenta información y opiniones actuales relacionadas con la salud femenina. El nivel promedio de dificultad de lectura de esta serie, basado en la fórmula de Fry, es de 6to a 8vo grado escolar. El instrumento de Evaluación de Idoneidad de los Materiales (Suitability Assessment of Materials [SAM]) clasifica la calidad de los folletos como “superior”. Para garantizar que la información esté al día y sea precisa, los folletos se revisan cada 18 meses. La información de este folleto no especifica ningún curso exclusivo de tratamiento o procedimiento que deba seguirse y no debe interpretarse que la misma excluye otros métodos de práctica aceptables. Las variaciones que tomen en cuenta las necesidades individuales de la
viernes, 29 de agosto de 2014
Lección grave en la matriz -
Quiero exponer aqui en este bello blog, porque dentro del mal siempre hay una lucha de la persona, sobre todo el dia a dia contante, y todos sus derivaste, cuando a mi mi amiga me contó que le habían detestado una grave lección en la matriz me preocupes,pero valor que ella posee la sacara de este túnel en donde esta metida por supuesto, sobre todo ella me cuenta que las personas deben de ser fuertes, positivas y llevar mas o menos una vida normal, sobre todo mucho descanso.
Porque ella me cuenta que mediante el reposo se encuentra mejor con mas vitalidad, y ahora expongo todo cuento le han hecho, una Beocia, y una resonancia que es donde le han sacado que el tumor mas o menos se ha corrido por una parte, que necesita, Radioterapia y Kimioterapia, las dos cosas unidas. ahora pondré los contracciones que esto supones el por y el contra ante esto.
Porque ella me cuenta que mediante el reposo se encuentra mejor con mas vitalidad, y ahora expongo todo cuento le han hecho, una Beocia, y una resonancia que es donde le han sacado que el tumor mas o menos se ha corrido por una parte, que necesita, Radioterapia y Kimioterapia, las dos cosas unidas. ahora pondré los contracciones que esto supones el por y el contra ante esto.
domingo, 17 de agosto de 2014
Ulcera Matriz..... Lesiones en el Cuello de la Matriz.....
He visto este blog me parece muy interesante, os dejo aqui su información.
El enlace es http://ulceracuellomatriz.blogspot.com.es/
Este blog lo hize con especial atencion y diferenciar el Virus del Papiloma Humano con las lesiones del cuello de la matriz
Lesiones Cuello de la Matriz
Hola!!!
He hecho este blog debido a mi gran preocupación de que en el internet encontramos tanta información acerca del virus del papiloma humano que caemos en las garras de doctores que solo hacen negocio con nuestra salud, lo cual lo encuentro muy injusto!!!.
Mi historia
Acudí al Medico Ginecólogo, debido a una fuerte infección vaginal que me había estado dando muchas molestias y a mi falta de cuidado.
Inocentemente creí que la colposcopia era mi mejor opción ( no digo que no lo sea) es solo que en mi caso no fue así. La Doctora muy amablemente me reviso y me observo una lesión en el cuello de mi matriz, a lo cual me dijo que a simple vista se veía que tenía el Virus del Papiloma Humano.
Reconozco que me pregunto si yo quería una biopsia o un papanicolau a lo cual respondí, ¿es necesario hacérmelo Doctora? Y ella dijo no, esto es VPH y el tratamiento a seguir es una criocirugía he pasado 4 meses en tratamiento y mi lesión no sano y claro me hizo 2 criocirugías y me quemo en el tercer mes un “quiste” que me salió. (bueno ni contar lo que llevaba gastado cerca de 8 mil pesos!!), así como lo leen, el caso que hasta entonces una alarma sonó en mi cabeza y decidí pedir una segunda opinion.
El Diagnostico
La segunda Doctora que me trato me pidió le explicara todo lo que se me hizo y los tratamientos que tome y me dijo es NECESARIO UNA PRUEBA DE PAPANICOLAU NO PUEDO HACER UN DIAGNOSTICO SI NO SE MEDIANTE PRUEBAS QUE ES LO QUE ESTA PASANDO CONTIGO.
Me hace la prueba del PAPANICOLAU y sorpresa!!! No me salió el VPH me salió una infección de Candidiasis.
Chicas no se dejen sorprender ya que las lesiones en el cuello de la matriz no son solo por el Virus del Papiloma Humano también se deben a las siguientes situaciones:
v Infección mal tratada o por no haberla tratado a tiempo.
v Micosis ya avanzada
v Endometriosis
v Aborto
v Cáncer
v Haber tenido hijos
v Virus del Papiloma Humano.
Así que chicas no se dejen sorprender y antes de hacerte una criocirugía o te quemen el cuello de la matriz no lo hagas, si no tienes una prueba leal de lo que está ocurriendo con tu estado de salud.
Suerte y Recuerda que SOLO TU ERES RESPONSABLE DE LO QUE PERMITAS LE PASE A TU CUERPO, NO POR IGNORANCIA O LA POCA ETICA DE UN MEDICO PERMITAS QUE HAGAN NEGOCIO CON TU SALUD.
Espero te sirva esta informacion y no pases por lo que yo pase.
Animo y un Fuerte Abrazo.
Lesión en la matriz
Cáncer cervical
Lesiones precancerosas de cuello uterino y Cáncer cervical
Las lesiones precancerosas de cuello uterino son las precursoras del cáncer cervical y la infección por el virus del Papiloma humano (VPH) es el factor de riesgo más importante para su desarrollo. El cáncer cervical está considerado oficialmente una enfermedad definitoria de SIDA.
El cuello del útero está situado en la parte inferior del útero (o matriz)
El VPH puede causar verrugas (protuberancias pequeñas, salientes y duras que crecen en grupos, se pueden palpar con el dedo y son visibles a simple vista), que se forman en o alrededor de la vagina o el ano. Estas verrugas también se denominan condylomata acuminata o condilomas. Las verrugas genitales casi nunca se transforman en cáncer, pero su presencia puede significar que también exista displasia precancerosa, lo que requiere un análisis específico.
¿Qué son las lesiones precancerosas de cuello uterino?
Son las manifestaciones ginecológicas más importantes y comunes en las mujeres que viven con VIH. Se presentan en forma de las llamadas lesiones escamosas intraepiteliales de cerviz o neoplasia intraepitelial cervical (CIN, en sus siglas en inglés). Estas lesiones se dividen en CIN de bajo grado o (CIN-I) o CIN de alto grado (CIN-II o III). El grado de la displasia se define a partir del grosor de las células anómalas dentro de la pared cervical.
Las lesiones precancerosas de cerviz también se denominan displasia cervical y consiste en la presencia de células anómalas en el cuello del útero.
En las mujeres seronegativas, las lesiones precancerosas de cerviz se curan en la gran mayoría de los casos tras su tratamiento. No obstante, las mujeres que viven con VIH presentan resultados menos satisfactorios y sobre todo altos índices de recurrencia de estas lesiones. La recurrencia o la persistencia de las lesiones cervicales precancerosas están íntimamente relacionadas con el grado de inmunosupresión.
No todas las mujeres que presentan lesiones precancerosas de cuello uterino van a desarrollar cáncer cervical. Muchas de las lesiones CIN de bajo grado (CIN I) remiten espontáneamente y no necesitan tratamiento.
¿Qué es el cáncer cervical?
El carcinoma invasivo de cuello uterino o cáncer cervical, a diferencia de las lesiones precancerosas, produce síntomas clínicos y se suele presentar en la forma de una masa cervical, extendida o no a las estructuras adyacentes. La presencia de adenopatías inguinales (inflamación de ganglios en las ingles) y de edemas (hinchazón por acumulación de líquidos), normalmente en las piernas, indica que la enfermedad se ha extendido (metástasis).
En mujeres con infección por VIH, las metástasis (diseminación del cáncer a otras partes del cuerpo) ocurren con mayor frecuencia y rapidez que en las mujeres seronegativas y aparecen además en regiones poco comunes.
¿Cuál es la causa?
La infección cervical por el virus del papiloma humano (VPH) es el factor de riesgo más importante en el desarrollo de las lesiones precancerosas y el cáncer cervical, asociadas a los subtipos oncogénicos (que pueden causar cáncer) del VPH.
El virus del papiloma humano (VPH) es el nombre que designa a una familia de virus que incluye más de 100 subtipos de los cuales más de 30 se transmiten por vía sexual. Algunos de estos subtipos provocan verrugas genitales y anales, otros (16, 18, 31, 33) pueden provocar cáncer cervical en mujeres, o cáncer anal en personas de ambos sexos.
¿Cuáles son los síntomas de las lesiones precancerosas de cuello uterino?
Las lesiones precancerosas de cuello uterino generalmente no dan lugar a síntomas evidentes.
¿Cuáles son los síntomas del cáncer cervical?
El carcinoma invasivo de cuello uterino a diferencia de las lesiones precancerosas, da lugar a síntomas clínicos (visibles). Los síntomas más frecuentes del cáncer cervical son: la hemorragia vaginal intermitente, la coitorragia (sangrado durante el coito) y el flujo vaginal aumentado y maloliente. Otros síntomas que se relacionan más frecuentemente con la enfermedad avanzada son: el dolor pélvico (en la zona baja del vientre), el dolor en la zona lumbar o en las extremidades inferiores y alteraciones en la micción y en las deposiciones.
¿Cómo se diagnostican las lesiones precancerosas de cuello uterino y el cáncer cervical?
Un análisis de sangre basta para conocer si una persona está infectada por el VPH. No obstante, la presencia del VPH no significa que una persona vaya a desarrollar lesiones precancerosas o cáncer cervical.
Según las recomendaciones oficiales, las mujeres con VIH han de realizarse revisiones con citología (Papanicolau) cada seis meses tras el diagnóstico y anualmente, una vez han obtenido dos resultados negativos consecutivos. Pese a estas recomendaciones, muchos médicos/as recomiendan hacer una citología cada seis meses debido al alto número de falsos negativos encontrados en las citologías de las mujeres con infección por VIH.
La citología consiste en tomar una muestra del cuello del útero que se examina bajo el microscopio.
La presencia de enfermedades de transmisión sexual (ETS) produce alteraciones en la superficie de las células de la mucosa cervical y/o inflamación de esta mucosa que pueden dar lugar a falsos negativos en la citología, ocultando la presencia de lesiones precancerosas.
En caso de que se detecten anomalías en la citología, se practican otros exámenes (colposcopia, biopsias, exploración anogenital detallada) para determinar la presencia de cáncer cervical.
¿Cuál es el tratamiento para las lesiones precancerosas de cuello uterino?
Las lesiones precancerosas de cuello uterino se tratan mediante técnicas de escisión. Estas técnicas, que también reciben el nombre de tratamiento ablativo consisten en incidir sobre la lesión para extraerla.
Las neoplasias de bajo grado rara vez progresan a neoplasia de alto grado o a cáncer cervical, por ello no requieren tratamiento y el médico/a normalmente se limita ha hacer un seguimiento de la lesión en las visitas.
Las neoplasias de grado II y III han de tratarse mediante la extirpación con asa eléctrica, láser o crioterapia. Estas técnicas son muy eficaces si se puede observar toda la lesión y la zona adyacente mediante colposcopia y si no existe afectación intracervical. En las mujeres que no cumplen estos criterios, la técnica de elección sigue siendo la conización cervical.
También existen medicamentos para el tratamiento de algunas de las lesiones. Estos fármacos a veces se utilizan en apoyo del tratamiento escisional.
TARGA: se demostrado que la administración de TARGA junto al tratamiento escisional reduce los índices de recurrencia del CIN.
¿Cuál es el tratamiento para el cáncer cervical?
El cáncer cervical se trata como cualquier otra forma de cáncer. Se usa la cirugía y/o radioterapia para extirpar y destruir la zona anómala. En algunos casos, se emplea quimioterapia, aunque su eficacia es limitada en mujeres con VIH.
La radioterapia puede usarse como único tratamiento en estadios iniciales del cáncer pero normalmente se usa como terapia complementaria a la cirugía.
Las vacunas del VPH para las lesiones intraepiteliales cervicales y el cáncer cervical
Actualmente disponemos de dos vacunas que protegen de los subtipos de mayor riesgo del VPH (Gardasil, subtipos 6, 11, 16 y 18; Cervarix subtipos 16 y 18). Ambas vacunas tienen una eficacia entorno al 95% frente a la infección primaria de los subtipos de alto riesgo del VPH, que suponen aproximadamente el 70% de los cánceres cervicales.
Las directrices recomiendan la vacunación rutinaria del VPH a niñas de 11 y 12 años de edad, aunque niñas de 9 años de edad también podrían vacunarse. La vacuna también está recomendada para las jóvenes de edades comprendidas entre los 13 y 18 años con el fin recuperar dosis perdidas o completar la serie de vacunación. La vacuna del VPH no se recomienda actualmente a mujeres mayores de 26 años.
Por otro lado, aun quedan dudas sobre la durabilidad de la protección de las vacunas, su efecto preventivo en el cáncer, el calendario de vacunaciones y la formulación. Y existe muy poca información sobre la seguridad y la eficacia de estas vacunas en mujeres con VIH. El hecho de que estas mujeres presenten una amplia diversidad de tipos del VPH plantea importantes cuestiones sobre cómo deberían utilizarse estas vacunas preventivas para reducir el riesgo de cáncer cervical.
La exploración del CIN y del cáncer cervical debería continuar realizándose tanto en mujeres vacunadas como en las no vacunadas, de acuerdo con las directrices actuales sobre detección precoz.
Si quieres ver esta información ampliada puedes consultar:
http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/02-02-07
Si quieres más información sobre el tema, consulta:
http://gtt-vih.org/actualizate/actualizacion_en_tratamientos/31-07-06
http://gtt-vih.org/actualizate/actualizacion_en_tratamientos/15-12-06
jueves, 10 de julio de 2014
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